lunes, 25 de enero de 2016

¿A cuál de los dos das de comer?

Hace unos días estuve estudiando Gálatas 5:16-26 y me acordé del cuento de "Los dos lobos":

Una mañana un viejo Cherokee le contó a su nieto acerca de una batalla que ocurre en el interior de las personas.
- Hay una batalla entre dos lobos dentro de todos nosotros -dijo-. Uno es Malvado: es ira, envidia, celos, tristeza, pesar, avaricia, arrogancia, autocompasión, culpa, resentimiento, soberbia, inferioridad, mentiras, orgullo, superioridad y ego. El otro es Bueno: es alegría, paz amor, esperanza, serenidad, humildad, bondad, benevolencia, amistad, empatía, generosidad, verdad, compasión y fe.
El nieto lo medita por un minuto y luego pregunta:
- Dime abuelo, ¿cuál de los dos lobos ganará?”
El viejo Cherokee responde: 
- Aquél al que tú alimentes.

Algo parecido pasa entre la carne o naturaleza pecaminosa (según tu versión) y el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo pasa a estar con nosotros cuando aceptamos a Jesús en nuestra vida. Nos regenera y nos da una nueva naturaleza. Esta naturaleza busca agradar a Dios obedeciéndole. Busca hacer Su voluntad.
La “carne” o “naturaleza pecaminosa”, se refiere a la vieja naturaleza o viejo hombre. El pecado nos afecta desde nuestro nacimiento, busca satisfacer nuestros propios deseos, es egoísta y contrario a la ley y la voluntad de Dios.
Según al que demos mayor lugar en nuestra vida, según si "damos más de comer" al Espíritu o a la carne, así será quien gane en nosotros. Así también serán nuestros frutos.
Si ahora mismo el lobo malo está más alimentado, si los frutos de la carne son los que más se expresan en tu vida. Tranquilo. Recuerda la solución que Pablo da al conflicto en el v.16, busca la voluntad de Dios. Conócelo y decide entregarte a Él. Deja tus cargas en sus manos y empieza ahora a seguir sus pasos. Dale de comer al lobo bueno y poco a poco verás como los frutos del Espíritu empiezan a crecer en ti.


sábado, 16 de enero de 2016

Ser un X-Men

¿Has visto las películas de los X-Men?

Se trata de seres humanos con mutaciones que tienen habilidades o "poderes" sobrenaturales. En las películas vemos como la gente por ser diferentes los apartan, les tienen miedo, odio e incluso intentan acabar con ellos. Finalmente, los seres humanos "normales" se dan cuenta de que esas diferencias también pueden ser buenas ya que les acaban ayudando en ciertas dificultades (no se trata de un spoiler, ¿acaso pensabas que los X-Men iban a vivir odiados y apartados por la eternidad? Jeje).

Jesús, cuando vino al mundo, también fue diferente. A ver, era igual a nosotros en el sentido de que nació y creció como un ser humano, pero diferente porque seguía siendo 100% Dios.
Vivió limitado voluntariamente (Filipenses 2: 5-8). Nadie puede decir que por ser quién era tuvo ventajas. Su poder (mejor que cualquiera de los que tenían los personajes de X-Men) nunca lo usó en beneficio propio, siempre fue para ayudar a los demás (Juan 3:16).
Vino para muchas cosas, para: ser ejemplo, por empatía a nosotros, para que de verdad sepamos que nos entiende mejor que nadie y, sobre todo, vino por amor a nosotros. 

Dejó huella. 

Además, Jesús, durante su vida, tuvo una gran diferencia con nosotros: nunca pecó (Romanos:3:23 y Hebreos 4:15). Fue tentado, pero nunca accedió. 

Jesús fue diferente.

Vino en una época machista, en la cual Él defendía la igualdad de género. Una época donde la cultura, y por tanto la lectura, estaba al alcance de pocos. Jesús quería que la gente pudiera estudiar las escrituras por ellos mismos para que no fueran engañados. Y por otro lado, defendió la libertad, en una época donde la esclavitud estaba normalizada.

Ahora, en muchos países tenemos libertad de expresión pero, no la valoramos. 

No sigamos la "norma", sigamos a Jesús.

Seamos diferentes.