miércoles, 26 de febrero de 2014

Cristianos de camiseta

Cuando aceptamos a Dios, entregamos nuestra vida a Él. Le abrimos nuestro corazón aceptándolo en nuestra vida. Sin embargo, una vez que hacemos ésto, en muchas ocasiones lo convertimos en nuestro siervo, y parece que le hacemos un favor teniéndolo en cuenta.
Le pedimos que solucione los problemas a nuestra manera, porque claro, nosotros sabemos que es lo que mejor nos viene en cada momento, ¿no? Y si algo no sale bien, le echamos la culpa a Él. Dios pasa a ser un complemento en nuestra vida, que quitamos cuando no nos hace falta o no nos interesa, y que debe acoplarse a nuestra forma de ser y pensar.

Podemos ser gente "guay" con una camiseta que diga "Yo amo a Jesús". Pero puede que quede solo en eso, en una camiseta, que se ensucia y se echa a la lavadora, para poder ponernosla de nuevo en algún momento señalado y que todos se fijen en estas palabras. Como si eso pudiera dar testimonio de nuestras vidas.
Pero, ¿realmente amas a Jesús? ¿Quién es el centro de tu vida? ¿Él está en ti o en tu camiseta? La diferencia es muy significante.

Esto es sólo un ejemplo. No digo que llevar camisetas con frases relacionadas con Dios sea malo, ni mucho menos. El problema está en si eso que exponemos al mundo lo llevamos a la práctica en la vida real. No vale sólo decirlo, las palabras se las lleva el viento. Quizás es que no se ha producido un arrepentimiento real...


A Jesús se le acercó todo tipo de personas, con diversos motivos: para que le solucionara algún problema, enfermedad, por alimentos, etc. Pero Él no solo los ayudaba, también los invitaba a seguirle, aunque en ningún caso rebajaba el precio para poder hacerlo: el arrepentimiento.

Arrepentirse significa un cambio en nuestros valores, nuestro centro debe ser Él, no nosotros. Por tanto, Jesús no debe estar a nuestro servicio, sino nosotros al suyo. Y para ello no basta con entender ésto, debo querer cambiar (una intención real, que no quede en un sentimiento) y poner mi confianza en Dios.

viernes, 21 de febrero de 2014

¿Es la duda contraria a la fe?

Actualmente los jóvenes y los no tan jóvenes, pueden ser bastante arrogantes, e incluso autoritarios. Están llenos de información por todos lados y creen que entienden todo. No dudan de si mismos, no cuestionan sus propias opiniones (pero si todas las que sean contrarias o no les agraden) y les cuesta ponerse en lugar de los demás. No reconocen sus errores, es algo que no entra en sus planes, y rechazan las críticas. Defienden sus ideas de forma radical, sin cuestionarlas.

La ausencia de dudas en nuestras vidas nos hace creer infalibles y perfectos, con lo cual no nos hace falta ponernos en lugar de nadie. Por otro lado, la duda excesiva, produce mucha inseguridad, nos vuelve excesivamente tímidos y nos autocastiga. Sin embargo, en el grado adecuado puede ser toda una herramienta de crecimiento en nuestra vida. Su uso para ésto es todo un arte y Jesús lo hizo como nadie.

"Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?" Mateo 16:13

En su justa medida nos hará dudar de nuestras propias convicciones dando lugar a dos opciones:
1. Si están bien fundamentadas serán fortalecidas
2. Si son frágiles nos abrirán nuevas posibilidades de pensamiento.

Esto hará que entendamos lo pequeño que es nuestro conocimiento.


Jesús liberaba a las personas de las ideas preconcebidas y, si quieres, si buscas realmente lo que Él quiere, no tu propia voluntad, también lo hará en ti. Usará la duda para que crezcas. Dios no solo informa, también te forma.

martes, 18 de febrero de 2014

Recomendación: "El Maestro del amor"

El amor de Dios es un tema que me fascina, creo que porque no lo llego a entender del todo. Es ilógico, pero es así. Va más allá de nuestra inteligencia y, por mucho que lo intente, nunca lo comprenderé.

Este libro se llama "El Maestro del amor" y es que, ¿quién mejor que Jesús para enseñarnos a amar? Todo lo que hizo (y hace) es a través de su amor puro y sin conveniencias. Simplemente hay que buscar su voluntad para disfrutar de él.


Podemos leer sobre como a través de sus hechos, Jesús enseñaba a amar a los demás. Es más importante enseñar con ejemplos reales, con nuestra propia vida, que solo diciéndolo y haciéndolo solo cuando y con quien nos convenga.
También trata el tema de la crucifixión de Jesús hora a hora, desgranando y analizando cada momento. Con ésto me he dado cuenta de cuanto nos quiere Jesús. Nadie más que Él ha podido tener esas reacciones y ese dominio propio. Aun sufriendo el mayor de los dolores, seguía pensando en nosotros. ¿Por qué?

La única explicación que encuentro es que lo hizo por amor...

Quiero compartir con vosotros algunos fragmentos:

"Era una persona de convicciones sólidas, pero nunca imponía lo que pensaba. Sabía respetar a los demás, no exigía disculpas por los errores ni exponía a nadie en público"

"Enfrentaba las situaciones estresantes sin temor. No huía de sus enemigos, no temía ser cuestionado, no temía entrar en charlas difíciles [...] El miedo siempre aumenta el volumen y la dimensión de los problemas"

"Dios investiga las intenciones del corazón y penetra los corazones humanos. Nadie es perfecto, no hay ser humano que sea pleno señor de sus emociones y de sus pensamientos. Podemos ser plenamente éticos exteriormente, pero, ¿quién es en lo íntimo?"

Igual que hicieron una vez conmigo, os recomiendo este libro para entender y aprender un poco más del amor de Jesús.

Está escrito por el Dr. Augusto Cury, psiquiatra y psicoterapeuta, creador de la teoría multifocal. Pertenece a su colección "Análisis de la inteligencia de Cristo", editorial Grupo Nelson

jueves, 6 de febrero de 2014

Grados de amor

¿A quién quieres más?¿A tu abuelo o a tu padre?¿A tu hermano o a tu hermana? ¿A tu hijo mayor o al menor? ¿A tu tía o a tu madre?
Quizás respondas que los quieres a todos, pero de diferente forma, ¿no? 
Pero vamos más allá. ¿Quieres más a tu hermano o a la vecina cotilla de al lado? ¿A tu padre o a un ladrón? ¿A tu madre o a cualquier persona que pase por la calle? Aquí quizás la elección sea muy clara, ¿verdad?

Los seres humanos, en lo que se refiere al afecto y al amor, realizamos bastantes clasificaciones, y dentro de ellas jerarquizamos dando un lugar de "honor" a aquellas personas que se "merecen" más nuestra atención. Pueden estar más o menos determinadas por nuestras vivencias (experiencias), edad (si somos niños, adolescentes, jóvenes, adultos o mayores),  por el afecto que tenemos a los que nos rodea (familiares, amigos, etc. ) y por la sociedad en la que vivimos.

Sin embargo, tenemos un ejemplo de AMOR (con mayúsculas) que va más allá de nuestros pensamientos lógicos y discriminatorios. El amor de Dios por nosotros, ágape, hace que nuestro entendimiento se colapse.
Él nos ama por igual, a TODOS. No te ama un poco, o bastante, para Dios solo hay un grado de amor, y es el amor en su mayor expresión. 

Cuando veas que el mundo te da de lado o no te sientes querido recuerda que Dios, tu Creador perfecto, te ama. No desprecies el acto de amor que tuvo su Hijo Jesús por ti,  morir para luego resucitar y así facilitar el acceso al cielo.


"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." Juan 3:16