miércoles, 23 de julio de 2014

Cacería

¿Has visto alguna vez a una gaviota cazar?

Yo si. El año pasado, en invierno, dando una vuelta por el paseo marítimo nos detuvimos en un punto a observar el mar. Estaba en calma y el olor a salitre estaba en el ambiente, húmedo.
Sobre el agua habían varias gaviotas dando vueltas, los peces nadaban en ese momento cerca de la superficie, incluso alguno se animaba a saltar, y querían aprovechar la situación. Las gaviotas no los perdían de vista y, de vez en cuando, iban en picado hacia el agua para intentar conseguir alguno, sin ningún éxito.

¡Hasta que sucedió!

Una de las aves, que apenas se tuvo que mojar, sacó del agua un pez enorme en comparación a ella. Era la mitad de grueso que la gaviota pero casi el doble de largo. El pobre pez se removía intentando soltarse, quería volver desesperadamente al agua, pero no lo consiguió. De hecho, la gaviota, para asegurarse de que no se le escapaba fue hacia la orilla, y lo echó a la arena. Rápidamente una compañera fue hacia el lugar para picotear también el festín. Pero cerca había un hombre que lo había visto todo, fue corriendo espantando a los pájaros y corriendo llevó el pez al agua. Estaba herido. Cuando lo puso en la orilla el pez fue nadando hacia el interior, pero con mucho trabajo, ya que no podía mantener una dirección recta. Puede ser que esas heridas, con el tiempo, se hayan sanado, pero también es posible que hayan acabado con su vida de un momento a otro.

Esto me hace recordar que el enemigo siempre va estar atento a nosotros, buscando nuestros puntos débiles y momentos en los que estamos más desprotegidos para atacarnos. Puede ser que en alguno de esos intentos llegue a "cazarnos" y hacernos daño, pero contamos con la ayuda de Dios. Él no solo "espantará" al que nos intentó hacer mal para devolvernos al lugar donde debemos estar, sino que además curará nuestras heridas. 


martes, 22 de julio de 2014

La farola que competía con el sol

Fuerte, alta y hermosa, ¡nunca encontrarás una farola más bella que Linda!
A las nueve se despertaba cada mañana. Su ojo se abría poco a poco, parpadeando. La luz alumbraba levemente las primeras horas de la mañana. Todos los días hacía lo mismo, cuando sus amigas dormían, ella decidía vivir.
Le gustaba ver amanecer, disfrutar del calor del día, ver pasear a la gente, sus charlas, los colores,... Incluso se entretenía con aquel anciano que, siempre, antes de entrar a su portal, se paraba a mirarla con ojos tristes. Era el único que se fijaba en ella, ¿por qué?

Era preciosa, pero nadie parecía valorarla.
Siempre competía con el sol. Con fuerza hacía intensificar su luz, pero era difícil superarlo. Cuando llovía o el día estaba nublado parecía conseguir algún logro, pero era temporal e insatisfactorio.

A veces la bella farola se enfadaba. ¡Cómo le gustaría hablar con su creador! ¿Como la fabricó así? ¿Acaso esa persona vivía de noche? No, ¿verdad? La tendría que haber hecho más potente, con capacidad de asombrar al mismo sol.
Conversaba con ella misma, ya que las demás siempre dormían de día, ¡que aburridas!
Hacia mucho tiempo que no hablaba con su vecina Estrellita, ni con la simpática Lucero. Cuando abrieron por primera vez sus ojos se hicieron grandes amigas, pero Linda siempre tuvo ganas de vivir de día. Una vez lo propuso pero sus amigas no la apoyaron, según decían no estaban hechas para eso. Enfadada decidió vivir a su manera.
Pero... ¡Las echaba tanto de menos! ¿Y si alguna noche las saludaba antes de irse a dormir? 
No, mejor no... Seguro que la criticaban o se reían de ella. 

Tan ensimismada estaba que no se había dado cuenta de que había empezado a anochecer. De repente:

- ¿Linda? - Dijo una dulce voz a su lado

Nuestra amiga sorprendida empezó a cerrar su ojo, ¡como no se había dado cuenta de lo tarde que era! 

- Linda no te vayas, ¡quédate con nosotras! - Dijo una voz más ronca. Lucero ya brillaba intensamente. 
- Hola...
- Hola amiga, ¿cómo estás? Hace mucho que no sabemos de ti. ¿Cómo te va? - preguntó Estrellita 
- Bien, disfrutando del día... - dijo poco convincente
- Y, ¿por qué de vez en cuando no disfrutas de la noche? Te echamos de menos...
- ¿Y qué tiene la oscuridad? ¿Acaso me puede ofrecer algo? Es negra, triste y puede dar miedo...
- No hablo de la oscuridad, sino de lo que puedes alumbrar - explicó Lucero -. Al principio, no entendíamos muy bien por qué nos habían puesto aquí y haciéndonos vivir en la noche, alguna vez yo también pensé en vivir de día. Pero después me he dado cuenta que alumbrando en la noche es como más puedo ayudar.
- ¡Cierto! - continuó Estrellita - Linda, damos luz a los pájaros que van hacia su nido, a los insectos que revolotean locamente a nuestro alrededor sin poder apartar sus ojos de nosotras, pero lo mejor, es que podemos mostrar el camino a las personas que pasan por aquí. Cuando estabas apagada, por tu lado no pasaba nadie, tenían miedo de tropezar, pero ahora pasan muy cerquita tuya confiando en la luz que das. ¡Fíjate!

Linda miró atentamente al suelo, una madre con su hijo, de unos 3 años, pasaban tranquilamente a su lado. El niño miró hacia arriba, sonrió y señaló con su pequeño dedo:
- ¡Bonita!
La madre miró al niño y luego a la farola con una sonrisa. Linda estaba asombrada, ¡que sensación más bonita tenía dentro!
- Además, nuestro creador siempre nos observa. Vive en ese portal y desde su ventana nos mira. Hoy la tiene cerrada pero estoy segura de que está ahí. Se pone muy triste cuando se asoma y te ve sin luz.

Entonces se abrió el portal. El anciano que solía ver todas las mañanas se acercó a ella con una gran sonrisa.

- Por fin Linda, ¡cómo me gusta verte de nuevo alumbrar en la noche a los perdidos!
- ¿Eres el creador? - una terrible vergüenza recorrió su cuerpo metálico
- Si Linda, yo te hice y te puse ahí. Conozco tu nombre, mecanismos y hasta tu testarudez, pero también sabía que en algún momento volverías a cumplir la función para la que fuiste hecha. Solo esperaba a que tomaras la decisión.
- Perdoname...
- Eso está hecho, quédate conmigo y guía en la oscuridad a los que te necesitan.


Dios nos creó, nos conoce por dentro y por fuera, pero nos da libertad para tomar decisiones. Podemos decidir vivir nuestra vida o andar bajo el propósito para el que nos puso aquí. 



"Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos." Mateo 5:14-16

jueves, 17 de julio de 2014

El significado de la adoración

Adoración. Una palabra muy usada entre cristianos, pero que, a veces confundimos.
Muchos cristianos cuando piensan en esta palabra rápidamente la relacionan con la música,  pero es más que eso. 
Adorar a Dios es agradarle. Se trata de un estilo de vida. 

Los antropólogos dicen que la adoración es una necesidad humana. Cuando Dios nos diseñó puso en nosotros esa necesidad,  por eso es algo tan natural. ¿Que sucede? Que si no adoramos a Dios, buscaremos una alternativa de adoración: una persona, cosa o causa. Incluso puede pasar que te adores a ti mismo, es decir, que busques solo lo que a ti te agrade (esté bien o mal).

La Biblia dice: 


Por eso, el secreto para una verdadera adoración es hacer todas las cosas como si fueran para Jesús.

sábado, 12 de julio de 2014

Comportamiento positivo

Dios no dice lo que debemos esperar de los demás,  ¡sino lo que espera de nosotros!  

La Biblia está llena de enseñanzas a cerca de como debemos comportarnos para relacionarnos los unos con los otros en armonía. Para Dios es algo muy importante porque quiere que vivamos bien, en unidad para su gloria.
En Colosenses 3:12-17 Pablo instruye a los creyentes de Colosas sobre como debían actuar. Algunas de las actitudes que se mencionan son: ser pacífico, paciente, manso, humilde, saber perdonar, amar, ser agradecido, instruir y aconsejar, soportar en amor a aquellas personas con las que no se tiene tanta afinidad, ser agradecido a Dios, alabarlo,...


Algunas de estas actitudes te serán más fáciles de poner en práctica que otras, por eso es también muy importante la oración. Pide a Dios que te ayude y guíe para que puedas tener una actitud que contagie e influencie positivamente a las personas de tu alrededor.

martes, 1 de julio de 2014

Confianza

Tina, una laboriosa hormiga, pasaba las horas de sol a sol buscando comida y trabajando arduamente. Realizaba una buena tarea, y las demás hormigas admiraban su ímpetu y perseverancia. Nunca volvía a casa sin cargar algo de provecho.
Un día de mucho calor Tina salió a realizar su búsqueda, pero se encontró con una situación complicada. No había nada cerca, andaba y andaba pero nada encontraba.
Muchas de sus compañeras, sin poder soportar el calor, volvieron al hormiguero esperando a un día mejor. Pero la valiente Tina no se daría por vencida, decidió salir del terreno que conocía, aquella zona en la que se sentía segura.
Andó, y andó,... 
Por el camino se sorprendió con los nuevos parajes y el tacto del terreno que nunca había andado. Incluso la brisa le pareció más fresca. Entonces, frente por frente se encontró lo que tanto buscaba. Un cuscurro de pan caído en el suelo.

- ¡Ay! ¡Que pena que mis compañeras no estén! No puedo llevarlo todo yo sola.

Cerca había un trozo disgregado. Lo cogió como pudo y volvió sobre sus pasos. Cuando ya llevaba una buena parte del camino se encontró con una gran piedra que antes no estaba ahí. ¿Qué podía hacer? Subirla era complicado, estaba muy empinada. ¿Y rodearla? Quizás al hacerlo perdería la dirección del camino ¿Qué iba a hacer?

Nerviosa, comenzó a andar de un lado a otro. Cuando ya su desesperación estaba llegando a cierto límite, de repente la piedra se empezó a elevar al cielo, tan alto que la dejó de ver. ¿Qué había pasado?
Sin entenderlo, se encontró con el camino despejado y feliz volvió a retomarlo. 
Al poco tiempo comenzó a sentirse muy cansada... Con el estrés vivido sus fuerzas habían decaído. Cada vez iba más lenta hasta que llegó el punto en que tuvo que parar.
Algo abultado bajó suavemente del cielo y se puso enfrente de ella. Se escuchó una voz:

- Tranquila pequeña, he visto tu camino y el esfuerzo que has estado haciendo. Esta es mi mano, sube, yo te llevaré. Confía en mi.

Tina escuchó muy sorprendida, jamás pensó que algo así le sucedería, pero a la vez le invadió una gran paz. Despacito, tímidamente, escaló la mano. Cuando estuvo en medio notó como se elevaba y desplazaba suavemente. Era tan tierno el lugar... Nunca se había sentido más relajada y cuidada.
La mano bajó y ella fue al suelo. 

- Gracias...- dijo emocionada - no se como pagarte... Solo tengo este trocito de pan para darte. Pero creo que será poca cosa para ti...

- Ahora baja por el hormiguero y comparte con tus compañeras lo que te ha ocurrido - dijo la voz de arriba - Comparte tu alegría y el alimento que llevas.

Sin dilación Tina obedeció. Sus compañeras estaban preocupadas por su tardanza y le recibieron corriendo. Escucharon su historia, ¡pero ellas también querían ver esa mano!
Salieron todas juntas, pero la mano ya no estaba visible, sin embargo encontraron a la salida ese gran trozo de pan que Tina no pudo cargar.


Quizás solo te haya parecido la historia de una hormiga, pero ¿y si Tina fueras tú? ¿Y si te dijera que esa mano es Dios? 
Muchas veces nos olvidamos de que Dios está cuidándonos, pero Él sabe lo que necesitamos.
Confiemos en Él.

"Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.1º Pedro 5:7