Actualmente los jóvenes y los no tan jóvenes, pueden ser bastante arrogantes, e incluso autoritarios. Están llenos de información por todos lados y creen que entienden todo. No dudan de si mismos, no cuestionan sus propias opiniones (pero si todas las que sean contrarias o no les agraden) y les cuesta ponerse en lugar de los demás. No reconocen sus errores, es algo que no entra en sus planes, y rechazan las críticas. Defienden sus ideas de forma radical, sin cuestionarlas.
La ausencia de dudas en nuestras vidas nos hace creer infalibles y perfectos, con lo cual no nos hace falta ponernos en lugar de nadie. Por otro lado, la duda excesiva, produce mucha inseguridad, nos vuelve excesivamente tímidos y nos autocastiga. Sin embargo, en el grado adecuado puede ser toda una herramienta de crecimiento en nuestra vida. Su uso para ésto es todo un arte y Jesús lo hizo como nadie.
"Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?" Mateo 16:13
1. Si están bien fundamentadas serán fortalecidas
2. Si son frágiles nos abrirán nuevas posibilidades de pensamiento.
Esto hará que entendamos lo pequeño que es nuestro conocimiento.
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