Muchas personas hemos soñado alguna vez con ser recordadas en la historia por algún hecho o logro fuera de lo normal. El ser reconocido es algo que sienta bien a nuestros cuerpos.
Hay gente que enfoca todo su esfuerzo y vida en conseguir algo similar: una medalla, trofeo, portada, título, puesto, articulo en la prensa o reconocimiento de cualquier tipo, pero... ¿De qué sirve ese esfuerzo después de morir?
Sin embargo, el afán de reconocimiento no es el único motor posible de nuestra vida.
- La culpa: ¿Eres prisionero de tu pasado?
- El resentimiento: ¿Eres de los que no olvidan?
- El temor: ¿Prefieres perder oportunidades a cambio de estar en tu cárcel de seguridad?
- El materialismo: ¿Sigues queriendo tener más?
- La necesidad de aceptación: ¿Pretendes agradar a todos y te influencian sus opiniones?
Todo eso puede cambiar porque, tranquilo...
Mejor enfoca tu tiempo en buscar la voluntad de Dios y sus propósitos en tu vida. Créeme, cuando empiezas a escuchar a Dios, tu vida se hace más sencilla. Los trofeos, con el tiempo, pueden acabar en la basura, pero el camino en Dios te lleva a la eternidad con Él.
Cuando llegue ese momento, entonces Dios te hará dos preguntas decisivas:
1.¿Aceptaste a mi Hijo como tu Salvador?
2. ¿Qué hiciste con la vida, dones y talentos que te entregué?¿Los usaste para ti o para mi?
¿Cuáles serán tus respuestas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario