Cuando un niño hace algo malo, normalmente los mayores le enseñamos por qué está mal y le decimos que tiene que pedir perdón. Incluso le empujamos literalmente a hacerlo.
Pero, ¿nosotros lo hacemos?
A veces nos frena el orgullo o el pensar: "¿Para qué hacerlo? Seguro que no me perdona" o "¿Y si usa lo que yo diga contra mí? ¿O se ríe?". Pero Dios quiere que estemos bien, que nos respetemos y haya paz. Sin eso no podemos tener comunión con Dios. Significa tomar las riendas del asunto y pedir perdón... Admitir nuestra falta, pedir a Dios que nos perdone y también a la persona a la que hayamos ofendido (aunque esa persona también nos haya ofendido en algún momento). Hay que hacerlo de corazón, con humildad...
El tiempo, no lo cura todo...
Si hacemos nuestra parte y esa persona no nos perdona, entonces dejemos todo en manos de Dios y estemos tranquilos. Él otro seguirá resentido, pero Dios conoce nuestros corazones y nuestros actos. Romanos 12:18
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