lunes, 7 de abril de 2014

¿Te has sentido alguna vez diferente?

¿Qué es ser diferente? ¿Crees que la gente de tu alrededor te ve así? ¿Es algo bueno?

Un cristiano debe serlo (2º Corintios 5:17). Al aceptar a Jesús en nuestras vidas recibimos la salvación, y esto nos cambia de forma permanente. Por tanto, nuestro estilo de vida debe cambiar, sino algo falla...

Si, si... Ser diferente cuesta, no lo niego. Sobre todo si estamos rodeado de personas que no siguen la voluntad de Dios. Pero no eres el único.

Hace tiempo, Salomon Asch hizo un experimento sobre la "presión del grupo", puedes ver de qué trata aquí. Este hombre demostró lo vulnerable que somos cuando estamos rodeados de personas que dan una respuesta muy parecida entre si, aunque sea errónea. Aunque la respuesta correcta estaba clara, muchos decidían decir la que estaba mal para pertenecer al grupo, para no sentirse distintos.

Jesús también pasó por ese dilema, se hizo hombre como nosotros, pero siempre dio la respuesta correcta, por mucho que eso diera lugar a burlas o acusaciones. Él tuvo una vida humana: nació, creció, vivió como un adolescente, joven, adulto, tuvo hambre, sufrió desprecio, pero...¿cuál es la gran diferencia que tuvo con nosotros?

No pecó.

Pero, nosotros si... No hay ni uno que se libre de ello (Romanos 3:23)


¿Quieres reconciliarte con Él?

- Reconoce que eres pecador (Romanos 3:23)
- Arrepiéntete (1º Juan 1:9)
- Confiesa a Jesús como tu único y suficiente Salvador (Romanos 10:9)

Ora, díselo a Él. Te aseguro que estará escuchándote.

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